lunes, 28 de enero de 2013

Gardel y Lepera en historietas

  Ok, después de una diatriba vamos a hacerle honor al título del blog y hablar de algo que me gusta, y mucho.

  Las historietas son una de mis aficiones. No al punto de recorrerme sistemáticamente comiquerías o estar enterado de todas la últimas novedades, pero sí como para disfrutarlas mucho y saber un poco del tema (nombres de autores, épocas, géneros, etc.). Atención, no se confunda y piense que historietas sólo quiere decir superhéroes. Ese es un género posible, que también me gusta mucho. No me inclino particularmente por una temática u otra. Puedo leer historietas pasatistas o historietas que son verdaderas obras de arte. De una de estas últimas trata este posteo.

  En 2004 el diario Clarín editó una serie de volúmenes de historietas. Algunas las conocía y las compré, otras no las conocía y no me interesaron o las conocía y tampoco me interesaban, y otras no las conocía pero me interesaron. Un ejemplo de este último grupo es Mort Cinder. Decir que simplemente me interesó sería hacerle poca justicia. Yo sabía quienes eran sus autores, había escuchado alguna menta sobre la obra, y no dudé ni por un segundo que debía ser algo de muchísima calidad. Pero bueno, ¿quiénes eran sus autores? se preguntarán. Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia. Y el lector entendido puede agarrar acá y decir "Ah, es de Oesterheld y Breccia, ok, ya entendí.", pero como este blog está escrito para todos y como es una excusa para que me explaye sobre cosas que me gustan, explayémonos.

Mort Cinder
  Oesterheld es fundamentalmente conocido por haber escrito El Eternauta, esa famosa historieta que describía la lucha en Buenos Aires contra una invasión extraterrestre, y que trascendió porque está muy bien narrada, por el realismo de sus personajes, y por algunas interpretaciones (a las que yo adhiero) según las cuales la historia aludía (inconscientemente) también a la realidad política argentina de fines de los '50 y principios de los '60. Pero además del Eternauta Oesterheld también escribió muchas historietas de aventura, de guerra, westerns, ciencia ficción, etc., siempre con una gran calidad en sus personajes y en la manera de ir llevando el relato.

  De Breccia honestamente puedo decir menos porque no conozco tanto su obra. Como puede verse dibujó la historieta de la que nos ocupamos hoy, se que dibujó la versión del Eternauta de 1969 (en la que las ideas políticas estaban explicitadas) y que dibujó Perramus, historieta escrita por Juan Sasturain y que no puedo describir del todo porque sería irse por las ramas y porque no la leí completa. En todo caso en los dibujos que acompañan este texto pueden ver la calidad de Breccia.

  Pues bien, un buen día estos dos monstruos hicieron una historieta juntos (creo que no fue la primera vez y no fue la última). Y decir guión de Oesterheld y dibujos de Breccia es como decir Gardel y Lepera en el tango, Bochini y Bertoni o Aimar y Saviola en fútbol, Lennon y McCartney en rock (igual el capo ahí era Ringo), Fred Astaire y Ginger Rogers en danza, y así sucesivamente.

  ¿De qué se trata? Mort Cinder es un inmortal que vive diversas historias a lo largo del tiempo. Pero no es como (por ejemplo) Highlander que vive sin morir, sino que Mort muere y renace. Atención, no renace otra vez como un bebé, sino que el fiambre que recibe una puñalada, va a parar a la horca o algo por el estilo sale de su tumba y empieza de nuevo, con memoria de todo lo anterior. (Ojo, tampoco es un "muerto-vivo".) La mayoría de las historias arrancan con Mort contándole al anticuario de Chelsea Ezra Winston el origen de alguna pieza que el segundo vende. Por ejemplo, en un capítulo Ezra no sabe si lo estafaron o no con un barco antiguo en miniatura hasta que Mort le indica un detalle que solo él conoce, justamente porque es el que talló la pieza (ver imagen) y a partir de ahí se desarrolla la acción.

  Mort Cinder se publicó en la revista Misterix entre 1962 y 1964. No se bien si dejó de publicarse porque cerró la editorial, si es porque los autores se cansaron y la dejaron ahí, o qué. Lo cierto es que debido a esta brevedad en tiempo de publicación las historias de Mort Cinder no son muchas pero justamente por eso se pueden reseñar con facilidad.

Ezra Winston, el anticuario
  Después de una especie de prólogo protagoniazdo por Ezra (cuya reflexión en la viñeta de acá a la izquierda cierra la historia) la primera saga se titula "Los ojos de plomo". Es el más largo de todos los episodios y es el que nos presenta a Mort. Creo que este es el episodio en particular donde siento que se da eso que describo como un baile entre el texto y la imagen. Para ser más preciso creo que los dibujos bailan al son de las palabras...o tal vez es al revés o tal vez se complementan muy bien ambos, pero lo cierto es que uno como lector siente que está en un baile y que su pareja es alguien que sabe bailar y que lo sabe llevar muy bien. En el final de la historia Mort acepta quedarse a vivr con Ezra y a partir de ahí las historias pasan a tener la estructura que describimos antes: un disparador determinado (generalmente alguna antigüedad) que motiva el relato por parte de Mort.

Mort contempla las ruinas de la abortada torre de Babel
  En las siguientes historias Mort le explica a una anciana que fue de su hijo en la Primera Guerra Mundial (detalle, en ese momento la Primera Guerra estaba tan lejos de Oesterheld y Breccia como los '60 están de nosotros), revela la verdadera historia de la Torre de Babel puesto que fue uno de los esclavos que participó en la construcción, cuenta sus desventuras en una cárcel yanqui de la década del '20, resuelve el misterio de la maldición de un vitral con poderes sobrenaturales fabricado en la América Colonial, cuenta cómo fue uno de los constructores de las pirámides y por último, en una historia un poco menos anónima, recuerda sus vivencias en la famosa batalla de las Termópilas. Todo siempre con una gran calidad de texto e imagen, pero en particular me quiero referir al último episodio.
Escena de "La batalla de las Termópilas"

  En él Oesterheld y Breccia toman la historia de Heródoto y la llevan a la historieta. Sin ir más allá de lo que dice el historiador griego, pero haciendo una adaptación excelente. Es mi favorito por los atributos generales de Mort Cinder, porque siempre me gustó mucho la historia de las Termópilas y porque me parece que es una buena manera de llevar las Termópilas a la historieta (ATENCIÓN: MOMENTO "BANQUITO DE LAS DIATRIBAS"), no como "300" Frank Miller, en la que los persas tienen de persas lo que yo tengo de polinesio, y que encima tiene un carácter sumamente reaccionario, por no hablar de su adaptación al cine que coincide, oh sorpresa, con un creciente enfrentamiento entre EE.UU e Irán.
Jerjes I de Persia por Breccia
















Jerjes I de Persia por Miller. En fin...

















  Si logré interesarlos con esta reseña, les cuento que el tomo editado por Clarín se consigue en el Parque Rivadavia o en algunos kioscos de revistas, y que previamente existe la edición de Colihue en su serie "Narrativa Ilustrada", adquirible en librerías.

  Hasta la próxima.


(Este post fue escrito con un compilado de Astor Piazzolla y "Axis: bold as love" de Jimi Hendrix.)

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